Bleda y rosa: Campos de Batalla: Ultramar (2007-2016)
“Comprendemos las imágenes a través de lo que no se ve, pero se supone que está ahí.”
Desde la Fundació Per Amor a l’Art se ha financiado la producción del último bloque de la serie Campos de Batalla de los artistas Bleda y Rosa, Premio Nacional de Fotografía, 2008. Dividido en tres grandes bloques: España, Europa y Ultramar, Campos de Batalla trata de abordar a través del paisaje, la compleja relación que los distintos países europeos mantuvieron a lo largo de la historia, desde el proceso de su formación como naciones hasta la conquista y posterior independencia de los territorios atlánticos.
Bleda y Rosa
San Luis de Bocachica, Marzo de 1741
Campos de batalla. Ultramar 2016
Fotografía color85×150 cm
(http://www.bledayrosa.com/index.php?/proyectos/—-ultramar/)
Habitualmente se ha narrado la historia como una sucesión de hechos y acontecimientos encadenados temporalmente. Una fecha y el nombre de un lugar, acaban fijados en la memoria colectiva simbolizando y apropiándose del espacio geográfico y del propio acontecimiento. Mientras, el territorio o el paisaje, escenario fundamental en el acontecer de los hechos, permanece quieto, oculto. Abordar el paisaje desde la experiencia, contemplarlo siendo conscientes de lo que allí aconteció, les permite —interpretando las huellas que permanecen en los lugares y en su memoria— conocer y construir una mirada propia. Campos de batalla significa un encuentro con lugares marcados por la Historia, en los que miles de personas se enfrentaron y murieron de forma violenta. Tomando como punto de partida estético y conceptual la representación pictórica de batallas, el proyecto de Bleda y Rosa queda enmarcado temporalmente entre los primeros documentos escritos que narran la guerra y las primeras fotografías que la documentan.
Tanto la serie Campos de fútbol, que también forma parte de la Colecció Per Amor a l’Art como Campos de batalla proponen reflexiones sobre el Tiempo en el espacio único de la historia. Las imágenes de Bleda y Rosa no son representaciones de la realidad, sino reconstrucciones de la misma en otro tiempo, que se actualizan a su vez en el tiempo individual de la mirada de cada espectador. Es así como consiguen superar el “instante decisivo”, que parece estar destinado a la fotografía, cuyo presente sólo puede ser como imagen de un pasado. Porque la comprensión de estas imágenes no se deriva de lo que se ve, sino de lo que no se ve pero se supone que está ahí. Bleda y Rosa reconocen previamente los lugares del juego y de la guerra traduciendo el eco de la acción en distancia, en soledades. No les interesan los sujetos individuales de la escena, más acordes con una práctica pictórica de carácter conmemorativo, sino el registro y el relato. Han vaciado los campos como se vacían los escenarios después de cada representación, dando paso al momento silente, a la pausa en la que se va definiendo un nuevo futuro.